Pesca artesanal y patrimonialización del conocimiento (PH Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico)

Antonio García-Allut (2004). La pesca artesanal, el cambio y la patrimonialización del conocimiento.
PH Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico
,
Dossiers Temáticos PH, Boletín 44
(Re-conocer  el patrimonio pesquero). [Versión html, versión pdf]

Comentario al artículo en CeDePesca

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La pesca artesanal, el
cambio y la patrimonialización del conocimiento


Antonio García-Allut
Universidad de A Coruña
Departamento de Humanidades

Introducción

La falsa idea de que el mejor de los mundos
se encuentra en occidente lleva implícita la asunción de un concepto de
progreso afín. La emigración a los países desarrollados es impulsada por las
expectativas de una vida mejor. Estos movimientos poblacionales no son
exclusivos de países en vías de desarrollo o tercermundistas. La emigración
interna, en países como el nuestro, entre las zonas rurales y urbanas forma
parte de un planteamiento similar. En las poblaciones pesqueras gallegas el
número de pescadores artesanales ha disminuido significativamente por este
motivo. Muchos patrones de pesca recurren a inmigrantes para completar sus
tripulaciones. Trabajadores senegaleses en A Coruña o peruanos en Burela
(Lugo)… son sólo algunos ejemplos.

En otras poblaciones pesqueras más pequeñas
como Lira, Malpica (A Coruña)…. se desguazan o se venden los barcos por la
dificultad de encontrar gente dispuesta a trabajar en el mar. El despoblamiento
trae, entre otras consecuencias, la pérdida de recursos humanos disponibles a
nivel local pero también conduce a la desaparición de un potencial cultural
susceptible de transmitir valores y conocimientos beneficiosos a una sociedad
dominada por una racionalidad económica productivista. Un mundo cada vez más
globalizado en lo económico implica, en términos generales, un abandono de los
modelos de producción tradicionales y la pérdida de elementos culturales
asociados.

En este proceso, lo local se torna frágil y
se devalúa en su interacción con lo global. Lo que ocurre con la pesca
artesanal en el mundo constituye un buen ejemplo de ello. Las poblaciones
pesqueras artesanales ven amenazados su estilo de vida, su riqueza, su
cultura… por la acción incontrolada de las flotas industriales al diezmar
éstas sus caladeros. En Senegal, India, Madagascar… muchos pescadores han
emigrado hacia otras regiones y países por el efecto de la pesca industrial en
sus áreas de pesca tradicionales (Mathew, S 2001). En el caso concreto de
Galicia, son numerosos los conflictos que se han dado entre las flotas
industriales y las artesanales por ingerencia de las primeras sobre las zonas
de pesca de éstas últimas (García-Allut, A 1994a; Casanova, C, 1999).

La pesca a pequeña escala, al carecer de
representatividad efectiva en los órganos de decisión política, está a merced
del poder de los intereses económicos que detentan las grandes empresas
pesqueras. Prueba de ello es la escasa atención que se le presta desde las
diferentes administraciones y los medios de comunicación. De hecho, gran parte
de la sociedad tiende a ver al sector como una unidad relativamente homogénea
sin entrar en valoraciones cualitativas. Sin embargo, la pesca artesanal, por
la escala a la que trabaja, transmite una serie de valores que la hacen
especialmente merecedora de ser protegida en sus aspectos más apreciados, sobre
todo, en contraste con los modelos de explotación de la pesca industrial. De
hecho, las pesquerías artesanales y a pequeña escala, tienen un reconocimiento
especial por parte de organismos internacionales. En el Código de Conducta de
Pesca Responsable (FAO, 1995) se ponen por primera vez de manifiesto "las
importantes contribuciones de las pesquerías a pequeña escala al empleo, a la
generación de ingresos y a la obtención de alimento… ", aconsejando que
"los Estados deberían proteger adecuadamente los derechos de los
pescadores artesanales para asegurarles sustento así como acceso preferente a
las áreas de pesca tradicionales bajo su jurisdicción".

Es muy prematuro afirmar que en Galicia se
esté asistiendo a un declive de las pesquerías artesanales. Lo que sí parece
seguro es que se está produciendo una reducción del número de pescadores y
embarcaciones. Hasta el momento, desconocemos su magnitud y la dirección que
tomará en el futuro. En este artículo, se muestran, en primer lugar, dos modos
de explotación de los recursos pesqueros, el artesanal y el industrial. Este
último, como expresión paradigmática de los modelos de producción expansivos y
productivistas que ponen en situación vulnerable a
la artesanal. Dos
modos de explotación de los recursos marinos con dramáticas diferencias en sus
efectos ecológicos y beneficios socioeconómicos.

Planteamos que la pesca artesanal, al
posibilitar una explotación más racional y equitativa de los recursos
pesqueros, contribuye al mantenimiento de la biodiversidad de los ecosistemas
marinos, favoreciendo la reproducción social de aquellos grupos humanos que
dependen de ellos. En segundo lugar, nos detendremos en el conocimiento
ecológico de los pescadores artesanales como un rasgo particular de su cultura.
Expondremos su naturaleza epistemológica en relación al conocimiento científico
y finalmente, proponemos cómo ponerlo en valor y convertirlo formal o
informalmente en patrimonio. El objetivo es demostrar que es necesario
preservar los aspectos socioculturales más relevantes implícitos en las
pesquerías tradicionales y proponer diferentes fórmulas para conseguirlo.

De la "tragedia de los comunes"
a la bio-diversidad ecológica y cultural

Veamos ahora algunas de las diferencias
entre los dos modelos de explotación pesquera que nos servirán para ilustrar la
importancia de la pesca a pequeña escala. Son varios los puntos a tener en
cuenta:


– En primer lugar, por su importancia social. En países en vías de desarrollo,
constituye una actividad económica con un papel esencial en la creación de
empleo y la fijación de población a sus áreas locales. Según datos de la FAO
(2001), mientras el empleo en la agricultura en los países en vías de
desarrollo creció un 35% en los últimos 25 años, en la pesca se ha doblado. Por
cada pescador empleado en la pesca artesanal se generan de uno a tres empleos
en actividades relacionadas con el sector pesquero como empresas de
transformación, logística, comercio….. En el caso de los países
desarrollados, en cambio, se ha perdido durante este mismo periodo un tercio de
la población dedicada a la pesca salvo en Islandia y Portugal (OECD, 2000).
Además, los procesos productivos de la pesca artesanal posibilitan una
redistribución más equitativa de los recursos naturales y de los ingresos, por
la similar escala a la que trabajan todos los productores y por la modalidad de
remuneración que emplean ("sistema a la parte"), normalmente a partes
iguales y en función de las capturas. En la pesca industrial, las embarcaciones
se gestionan como empresas netamente capitalistas en las que los tripulantes
participan como fuerza de trabajo por un salario más un porcentaje mínimo sobre
las capturas. La división del trabajo por especializaciones dentro del barco
genera también importantes diferencias económicas entre los tripulantes.

– Por la importancia económica, la pesca a
pequeña escala crea proporcionalmente más riqueza que la pesca industrial por
una menor inversión en el coste de explotación y por el mayor valor unitario de
las especies capturadas. En varios países de África, Caribe y del Pacífico
(ACP), la exportación de productos pesqueros, en su mayor parte procedentes de
las pesquerías a pequeña escala, superan en valor a las exportaciones de te,
café o cacao (Mathew, S 2001).

– Por la importancia ecológica, ya que la
pesca industrial o a gran escala emplea una estrategia de pesca pulsátil y
técnicas de extracción no selectivas que impactan negativamente en los fondos
marinos y en los stocks de peces. En la pesca industrial, se capturan inmaduros
y otras especies no comerciales (descartes) que se devuelven muertas al mar. La
mortandad por la vía de los descartes supera en ocasiones al 90% de las
capturas, como ocurre en las pesquerías de camarón en el Golfo de México
(Freire, J, 2001). En cambio, la pesca artesanal utiliza artes y sistemas de
pesca más selectivos y menos perjudiciales para los ecosistemas marinos, y casi
el 99% de las capturas tiene un aprovechamiento comercial o directamente para
el consumo humano. Este punto es especialmente relevante pues, desde 1982, la
Convención de la Ley del Mar (UNCLOS) reconoce la importancia de los
ecosistemas marinos en la biodiversidad de los océanos, la fragilidad de los
mismos y la necesidad de protegerlos y preservarlos de una actividad pesquera a
gran escala (Agenda 21, UNCED). De hecho, un gran número de países ya plantea
modelos de gestión de pesquerías basados en los ecosistemas. La U.E. está en el
proceso de implementación de estos modelos desde el 2001.

Numerosas actividades humanas afectan a los
ecosistemas marinos y, en especial, a los hábitats costeros, donde se concentra
la mayor parte de la población mundial, pero donde se genera también la mayor
parte de servicios de los ecosistemas, a pesar de suponer sólo un 6% de la
superficie de la Tierra, y se obtiene un 95% de los recursos pesqueros (Freire,
J, 2001).

– Por la importancia cultural, que no sólo nos remite a las características de
los procesos productivos sino, sobre todo, a lo relacionado con el conocimiento
ecológico tradicional que poseen los pescadores sobre su actividad y el medio
marino. En la pesca industrial este conocimiento muestra importantes
diferencias respecto al conocimiento de los pescadores artesanales, tanto en el
proceso de aprendizaje y formación como en el de su aplicación. En el primero de
los casos se trata de un conocimiento aprendido en las Escuelas Técnicas de
Pesca, es académico, sistematizado, tecnológico y especializado (un arte o una
especie). Mientras que en la pesca artesanal, el aprendizaje es el resultado
del proceso de enculturación (identidad) y socialización (comunidades de
práctica ) en el que intervienen los saberes acumulados en el contexto familiar
y la experimentación temprana. No sólo información, datos y conceptos sino
también cómo emplear el aspecto sensorial, gestual y cinético en los usos de
artes, navegación (Florido, D 2002). Estos conocimientos llevan implícito un
modelo de interpretación de carácter sistémico del medioambiente marino. La
tecnología, si bien desempeña un papel de apoyo (navegación, detección de bancos),
no es determinante para hacer eficaz la jornada de pesca. Además, posee otra
serie de diferencias relacionadas con el contexto en el que se implementa o
aplica dicho conocimiento. En la pesca industrial el conocimiento es exclusivo
de una o dos personas (patrón), mientras que en la pesca artesanal hay una
mayor participación y compartición de este conocimiento por las características
del proceso productivo.

Características del sector artesanal en
Galicia.

La flota pesquera gallega constituye aproximadamente
el 40% del Registro Total Bruto de la flota pesquera del Estado Español. La
mayor parte de los buques gallegos son de pequeño porte ya que el 80% tienen
menos de 10 T.R.B. y el 92,5% no alcanzan las 75 T.R.B. En términos de empleo
los buques de más de 75 T.R.B. proporcionan trabajo a sólo el 26% de los
pescadores (Xunta de Galicia, 2002).

El  ecosistema
costero se caracteriza por ser multiarte y multiespecífico y desde el punto de
vista biológico constituye un ecosistema complejo por su alta variabilidad
espacial y biodiversidad. La flota artesanal está compuesta de
multitud de pequeñas embarcaciones, más de 6.000, y proporciona empleo a cerca
de 28.000 pescadores. Desarrolla su actividad en torno a los 1.300 km de
la costa.

Desde el punto de vista estructural, el
sector artesanal, se caracteriza por el uso de embarcaciones pequeñas (la
mayoría inferiores a 10 m de eslora) tripuladas entre uno y cuatro pescadores a
los que suele unir algún tipo de relación de parentesco. La adopción de
tecnología es variable en cada una de las embarcaciones, desde instrumentos
básicos (motor, brújula) hasta el uso de aparatos para la detección de fondos,
navegación…. A lo largo del ciclo anual de pesca alternan varios tipos de
artes con las que se capturan una gran diversidad de especies que al final de
cada jornada venden en las lonjas de pescado.

Los pescadores artesanales están organizados
en Cofradías de Pescadores, cuya función principal es la de representar y
defender los intereses del sector.


Conocimiento científico vs conocimiento ecológico de los pescadores

Un conocimiento se dice que es verdadero
cuando permite realizar los proyectos que se tienen y adecuarlos a las
posibilidades (Fourez, G. 1994). Es decir, los objetivos no se pueden construir
de cualquier modo, sino de manera que nuestros planes se puedan practicar.
Según esta visión, la construcción de lo verdadero, no supondría una copia
exacta de ideas preexistentes, sino una construcción humana que estructura el
mundo para que podamos vivir en él (Latour & Wolgar, 1979; Latour, 1989;
Stengers, 1987).

Desde esta perspectiva se podría hablar de
la construcción de verdades para la acción, es decir, de representaciones de lo
que se podrá realizar (Blondel, 1983). En consecuencia, el saber verdadero significaría
la introducción de cierta organización, de cierto orden en nuestra visión del
mundo, que nos permita una acción ordenada. O, tal y como propone Toulmin
(1973), el criterio último de lo verdadero sería la manera en que permite vivir
y adaptarse a un mundo en constante dinamismo. La construcción de lo verdadero
entonces la concebimos como un proyecto histórico abierto que requiere continuo
aprendizaje. Ahora bien, no todos los conocimientos que se adaptan a los
presupuestos anteriores, gozan del mismo estatuto social. Concretamente, el
conocimiento científico es percibido, interna y externamente, como el único
capaz de ordenar el mundo de la experiencia del modo más fiable posible. Sin
embargo, desde nuestra perspectiva, eso sólo quiere decir que conocemos un
camino válido que nos conduce a un fin que se ha elegido en las circunstancias
particulares de nuestro mundo de experiencias, pero no nos dice nada acerca de
cuántos otros caminos puede haber (Glaserfeld E. 1995:25).

Defendemos,
por lo tanto, que el saber de los pescadores constituye un corpus de
conocimiento que trasciende a lo que entendemos ordinariamente por conocimiento
vulgar o lego (Wellman, H.M & Gelman, 1992; Rodrigo, M.J Rodriguez A. y Marrero,
A., 1993). Construir puentes, entre ambos, favorece el reconocimiento social al
grupo que lo produce, propicia la comunicación entre dos tipos de conocimiento
con beneficios para ambos, produce más y mejor conocimiento para la ciencia…
y, en definitiva, facilitaría una mejor articulación entre los diferentes
estratos sociales.Desde esta posición, planteamos que existen
otros saberes, apoyados en otras estructuras cognitivas, que han demostrado su
eficacia y capacidad de sobrevivir en tanto cuanto han resistido al mundo de la
experiencia y se han capacitado para hacer ciertas predicciones o para hacer
que ciertos fenómenos ocurran o impedir que ocurran. Su eficacia para
conducirse en contextos difíciles y cambiantes a lo largo del tiempo, como es
el caso de los ecosistemas marinos, es la medida de su éxito. La necesidad de
transmitir este conocimiento generacionalmente es la medida de la confianza que
se deposita en él. Unos tipos de saber con los que el conocimiento hegemónico
(Ciencia oficial y comunidad científica) tiene que dialogar si no quiere seguir
siendo, como Hegel diría, abstracta, esto es, falseadora de
la realidad.

El conocimiento que poseen los pescadores es holista y trata aspectos tan
diversos como el modo en que las poblaciones de pescadores utilizan y ayudan a
reproducir su medio, la manera en que gestionan sus recursos y sus
organizaciones sociales así como el conocimiento ecológico específico
subyacente. El concepto de TEK (Traditional Ecology Knowledge) aparece a
mediados de los 80, en el ámbito de la Etnociencia (Johannes, 1980.), pero es a
partir de los años 90 cuando comienza a dársele una mayor atención.

Debido a las diversas realidades que refleja
el conocimiento ecológico tradicional, no hay consenso acerca de una definición
concreta. Mailhot (1993) ofrece la definición metodológica y heurística más
usual. Por conocimiento ecológico tradicional entiende la suma de datos,
información e ideas adquiridas por un grupo humano, sobre su medioambiente,
como resultado del uso y ocupación de un territorio durante muchas generaciones.

Así, el conocimiento ecológico tradicional
contiene aspectos empíricos y conceptuales, es acumulativo generacionalmente y
es dinámico en la medida en que responde a los cambios tecnológicos, ecológicos
y socioeconómicos. El conocimiento ecológico de los pescadores (en adelante
CEP) es una especialización del conocimiento ecológico tradicional (en adelante
CET). Los componentes mas importantes de este conocimiento incluyen: 1)
categorías usadas por los grupos para clasificar componentes del medioambiente
y la organización de esas categorías dentro de un sistema de representación; 2)
datos empíricos sobre el medioambiente, incluyendo distribución espacial de los
elementos medioambientales, conductas, relaciones entre especies,
interpretación de fenómenos naturales…;3) sistemas informales de gestión para
regular los recursos, incluyendo prácticas de conservación y mecanismos para
evaluar el estado de los recursos y 4) una visión "universal" del
grupo que accede a los recursos.

Si comparamos el conocimiento científico con
el tradicional, vemos que el CEP carece de un procedimiento metodológico
consensuado para obtener conocimiento válido; cada pescador emplea sus propias
habilidades intelectuales y sensitivas para inferir enunciados en los que
confiar. Carece de una terminología y sintaxis comunes a todo el grupo para
expresar y transmitir ese conocimiento, lo que propicia interpretaciones
imprecisas y aleatorias. Cada pescador se expresa mediante su propio bagaje y
estilo particular empleando todo tipo de recursos lingüísticos y de
pensamiento. Tampoco existe una historiografía del conocimiento de los
pescadores en la que analizar el conocimiento producido a lo largo del tiempo,
sus cambios y progresos y la sistematización del mismo.

El CEP, al carecer de reconocimiento social
e institucional como un tipo de saber válido, adolece también del apoyo
socio-político y económico necesario para generar más y mejor conocimiento. Sin
embargo, ambos tipos de conocimiento, el científico y el tradicional, tratan de
resolver los problemas suscitados en sus ámbitos de experiencia respectivos y
ambos usan esa experiencia para contrastar sus enunciados.

Finalmente, el CEP tiene un alcance local,
de hecho, se le conoce también como conocimiento situacional, en contraste con
el alcance universal al que aspira el conocimiento científico. El hecho es que
ambos conocimientos tienen dominios culturales diferentes y asimétricos y
presentan distintos grados de impacto social. Sin embargo, persiguen objetivos
similares: ejercitar un cierto "control" sobre la naturaleza, pero en
el caso del conocimiento científico en forma de explicaciones enmarcada en
teorías complejas a medio o largo plazo, mientras que en el caso del CEP
desarrolla estrategias explicativas que requieren una interpretación rápida y
que permiten la toma de decisiones efectivas.

El CEP es un sistema de conocimiento que
integra prácticas y creencias relacionado con un contexto sociocultural
diferente del contexto de la ciencia normal. Se diferencia, no tanto por el tipo
de observaciones, como por el modo en que son interpretadas y organizadas. El
CEP complementa y enriquece el conocimiento científico, dado que incrementa la
escala espacial de observación, aumentando al mismo tiempo el nivel de
resolución, y proporciona información novedosa.

El CEP no debería ser comprendido sólo como
una historia de prácticas y técnicas de trabajo que se aprenden y transmiten
(Delbos & Jorion 1984), sino como una historia de la representación y
comprensión del ambiente en el que los pescadores desarrollan su actividad. En
este sentido, además de su relación con la práctica, el conocimiento constituye
una red conceptual de información espacial y ambiental igual o más esencial que
la cultura técnica y manual (García-Allut, A, 1999). El conocimiento ecológico
de los pescadores acerca del medio marino es además una comprensión actualizada
porque incluye los últimos cambios producidos en él.

Un tipo de conocimiento fértil y rico en
matices, que puede ser valioso y eficaz para otras comunidades culturales mas
amplias, como es la científica, en la medida en que ésta se encuentra
entroncada con las instituciones desde las que se diseñan las políticas
pesqueras.

Otros obstáculos para el reconocimiento
del CEP

Sin embargo, esta ausencia de diálogo entre
ambos tipos de conocimiento, probablemente propiciada por la escasa valoración
con que son percibidos los saberes de los pescadores, favorece en parte que
algunos modelos de gestión de pesquerías hayan fracasado (Finlayson, A.Ch.
1994; Freire J& García-.Allut, A 2000; Symes, D. 1996).

El CEP no ha sido utilizado históricamente
por aquellos responsables de la gestión de recursos naturales, siendo
considerado como una parte del conocimiento tradicional de un pueblo acerca de
su ambiente, limitado en su ámbito (local) y falto de interés científico.
Algunos biólogos y economistas desconfían de la fiabilidad de la información
proporcionada por los pescadores por esta última razón pero también porque
interpretan al CEP bajo el prisma de la vieja creencia de
la "Tragedia de
los Comunes" (Hardin, 1968), según la cual al ser el principal objetivo de
los pescadores la maximización económica a corto plazo, los datos y
explicaciones que proporcionen éstos, estarían sesgados por esos intereses. Una
concepción que ha sido refutada por la abundante literatura antropológica
surgida a partir de 1980 en la que se presentan numerosos ejemplos acerca de la
capacidad de los pescadores artesanales y otros usuarios de recursos naturales
para crear estrategias exitosas de gestión sostenible de los recursos
(McGoodwin 1990, García-Allut 1994b, Ostrom et al. 1999). Pero esta
desconfianza entre científicos y pescadores se ha desarrollado en ambas
direcciones. Los pescadores tampoco confían en ellos porque tienden a
percibirlos como representantes de la Administración.

Una última razón por la que los biólogos y
economistas no utilizan este conocimiento es, simplemente, porque no saben cómo
obtenerlo ni como tratarlo. Pero, recientemente, el CEP ha generado interés
como un tópico de estudio para la gestión de recursos naturales en general y de
la evaluación de ecosistemas y pesquerías en particular (Mackinson &
Nottestad 1998; Barreiro, A. et al, 2000). Para cumplir los objetivos de
integración del CEP en la investigación y gestión de pesquerías el papel de los
antropólogos es crucial (Fricke 1988, McGoodwin 1990), como transmisores de
conocimiento hacia científicos (biólogos, economistas, administradores) y
pescadores. Los antropólogos, al saber cómo licitarlo y tratarlo de un modo formal
y sistemático, pueden convertirse en transmisores e intérpretes válidos entre
pescadores y científicos.

Esta participación debería dar lugar al
diseño de políticas pesqueras más sostenibles y más próximas a la situación
social e identitaria de las comunidades de pescadores.

Patrimonialización del conocimiento
ecológico y de la pesca artesanal

Uno de los aspectos más polémicos en el
proceso de patrimonialización es decidir qué "objetos" se desean
poner en valor y el modo en cómo se implementan. Los argumentos expuestos,
hasta el momento, han pretendido demostrar la importancia de la pesca artesanal
y su vulnerabilidad en un contexto socioeconómico productivista. El
conocimiento de los pescadores es un rasgo específico con el suficiente interés
como para considerarlo parte del patrimonio intangible de las poblaciones de
pescadores artesanales.

Nuestra propuesta de patrimonialización de
la pesca artesanal apunta a diferentes formas de hacerlo y ámbitos en el que
implementarlo. Proponemos algunas de ellas: 1) el conocimiento ecológico
tradicional puede integrarse en el conocimiento científico, más concretamente
en la biología marina. 2) incorporándolo como patrimonio intangible a proyectos
concretos. 3) en la gestión de pesquerías. 4) en las áreas marinas protegidas.
5) en la evaluación de ecosistemas y 6) en la comercialización de los productos
pesqueros de la flota artesanal.

1) Integración del CEP en la biología
marina.

La definición del CEP sienta los fundamentos
para la construcción de una metodología que posibilita la realización de
estudios aplicados. A partir de estos antecedentes, científicos de
la Memorial University
of Newfoundland (Terranova, Canadá) han desarrollado investigaciones
interdisciplinares, motivadas por la crisis en 1990 de la pesquería de bacalao
(Gadus morhua) en Terranova y Labrador. Una pesquería que se colapsó a pesar de
la gran atención científica a la que estaba sometida. De hecho, constituye un
caso paradigmático en donde las predicciones de los pescadores se cumplieron
frente a las recomendaciones de los científicos (Finlayson 1994).

Bajo este panorama, se han intentado
desarrollar nuevos métodos para incorporar el CEP en la gestión de esta
pesquería (Neis et al. 1999). Esta última autora en colaboración con un
biólogo, ha incluido no solo categorías de peces sino también información a
cerca de meteorología, referencias espacio temporales en la migración de peces,
interacción entre especies, etcétera. El objetivo de su trabajo fue demostrar
que las interpretaciones que hacían los pescadores, respecto a las causas del
colapso de las pesquerías de bacalao, tenían un fundamento real y bien
sustentado. Otro caso de integración de CEP en la biología marina fue el
llevado a cabo por el autor de este artículo en colaboración con un biólogo
marino y un informático (García-Allut, A; Freire, J; Barreiro, A, 2000, 2003).

Sin entrar de lleno en esta investigación
creo necesario, en cambio, resaltar tres aspectos fundamentales e ilustrativos
de
la misma. Las
razones de por qué lo hemos hecho, la metodología diseñada y la valoración
biológica de los resultados. El motivo fundamental fue el estado de
sobre-explotación de muchos de los recursos pesqueros de la plataforma gallega,
el vacío de conocimiento biológico sobre los ecosistemas marinos costeros y los
modelos de gestión inadecuados utilizados para gestionar esos recursos. El
principal objetivo fue obtener nuevo conocimiento sobre los ecosistemas
costeros gallegos para la biología marina.

La metodología basada en el CEP se
justifica, entre las razones anteriormente citadas, por la imprecisión de los
datos estadísticos oficiales sobre producción pesquera. Se incorpora así una
información cuantitativa y cualitativa de alto valor biológico para una
evaluación del estado de los hábitats y sus recursos. El conocimiento ecológico
de los pescadores, obtenido mediante la aplicación de las técnicas
etnográficas, abarca aspectos bióticos, abióticos y de la biocenosis de los
hábitats. Las entrevistas a los pescadores se confeccionaron con la
colaboración de los biólogos sobre la base de los temas de interés (dinámica de
poblaciones). Esta información permitió construir una base de conocimiento
sobre descripción de los patrones espaciales de los recursos pesqueros, uso del
hábitat y cambios estacionales u ontogenéticos. Permitió, además, una
evaluación de los diferentes hábitats bentónicos (características y
distribución) y valoración de su importancia para los recursos pesqueros y para
el funcionamiento del ecosistema.

Esta base de conocimiento, una vez
sistematizada interdisciplinarmente, fue formalizada utilizando Lógicas
Descriptivas y posteriormente integrada en la biología marina con la ayuda de
los mecanismos y herramientas metodológicas proporcionadas por la informática,
dando lugar a un Sistema Terminológico para la Representación de Conocimiento.

Los resultados obtenidos constituyen nueva
información acerca del problema analizado. En resumen:
– Fueron identificados los componentes básicos de los hábitats (diferentes
clases de rocas, definidos por su morfología, disposición y tamaño)
– Los microhábitats son el resultado de la configuración espacial de esos
componentes a pequeña escala.
– Cada especie pesquera muestra una forma diferente de usar esos microhábitas.
– El nivel de detalle obtenido es muy alto en comparación con los modelos
típicos empleados en los estudios de la biología marina. Además, esta
representación identifica el importante papel de los microhábitats en el
conjunto de los ecosistemas costeros.

2) Incorporando el conocimiento
tradicional de los pescadores a proyectos concretos
.
El proyecto sobre turismo-rural pesquero presentado en este volumen podría
servir de ejemplo.

3) En la gestión de pesquerías.
En la Declaración de Río ya se reconoció expresamente la importancia del
conocimiento tradicional en la gestión ambiental sostenible (1992). Son
numerosísimos los casos de pescadores en el mundo que gestionan de modo
sostenible sus pesquerías sobre la base de su propio conocimiento. Para el caso
de las pesquerías artesanales gallegas, a falta de un modelo de gestión
adecuado, el papel del CEP podría emplearse en varios sentidos. En primer
lugar, para conocer mejor el funcionamiento de los ecosistemas costeros. Y en
segundo lugar, al tener en cuenta este conocimiento, para diseñar modelos de
gestión más adecuados a la percepción que los propios pescadores poseen sobre
su medio marino. La propia implicación de los pescadores en este proceso
conduciría a una mayor aceptación por parte de éstos, incrementando las probabilidades
de un mayor cumplimiento de las normas.

4) En las áreas marinas protegidas.
Al incorporar el conocimiento ecológico de los
pescadores sobre la gestión de un área marítima protegida, se está
incrementando el valor simbólico de dicha área. Deja de ser un espacio creado
exclusivamente para la preservación biológica convirtiéndolo en un espacio con
valor social añadido. Los casos conocidos en España de AMP (áreas marítimas
protegidas), en la isla de Menorca (Baleares) o el Hierro (Canarias) tienen un
especial significado e importancia por haber sido los pescadores los que han
participado en
la
iniciativa. Además, esta implicación favorece el uso del CEP
por parte de los biólogos para una monitorización más precisa de las mismas.
5) En la evaluación de ecosistemas.
Una aplicación concreta de uso del CEP podría hacerse para el caso del Prestige
como ejemplo. El fuel del Prestige impactó sobre los ecosistemas costeros
afectándolos. Los pescadores conocen las riqueza de estos ecosistemas e
identifican una serie de hábitats que son especialmente productivos
("oiados"; "beiradas"…). Se trata de hábitats muy
próximos a la costa, que parecen estar dañados, pero se desconoce en qué grado.
Al haber empleado esta metodología de evaluación de ecosistemas costeros en
investigaciones anteriores, y disponer de una base de conocimiento sobre la
valoración de estos hábitats (en su estado óptimo), la evaluación del impacto
del vertido permitirá detectar los cambios y el grado de afectación sobre estos
microhábitats.

Por otro lado, vinculando el conocimiento
local con la ciencia podría permitir evaluaciones del estado de los ecosistemas
marinos a múltiples escalas. Desde lo local a lo regional y desde lo regional a
lo global.

6) En la comercialización de los
productos pesqueros
.
En un mercado global, la demanda de productos pesqueros ha crecido más rápido
que la capacidad productiva de las flotas pesqueras (FAO, 1995b). Cada vez se
consume una mayor cantidad de productos del mar. Un hecho que conduce al
agravamiento de tres problemas fundamentales. Por una lado, el derecho de las
personas a disponer de alimento. En segundo lugar, a la sobre-explotación de
los stocks de peces y en tercer lugar a la seguridad de lo que consumimos es
apto para el consumo humano. Sólo 36.000 barcos (menos del 1% de la flota
pesquera mundial) concentran el 60% de las toneladas de registro bruto en la
pesca mundial. Ello significa que en la actualidad existe en todas las aguas
del planeta más capacidad de captura que recursos por pescar. Aquí radica una
de las principales causas a nivel global, regional o nacional de destrucción de
los recursos y ecosistemas marinos. Al comienzo de la década de los noventa,
aproximadamente el 69% de los recursos pesqueros se encontraban plena o
excesivamente explotados (44%), sobreexplotados (16%), agotados (6%) o en lenta
recuperación tras haber colapsado (3%) (FAO, 1995b). En 1992 FAO advirtió sobre
la denominada "Crisis Global de las Pesquerías", al señalar que 13 de
las 17 principales pesquerías del planeta presentaban signos de declive en sus
capturas debido a los efectos de la pesca industrial.

Las pesquerías artesanales, en cambio,
proporcionan más del 25 por ciento de la captura mundial. Son una importante
fuente de alimento, ingresos y empleo en el mundo en desarrollo. Las
comunidades de pescadores artesanales carecen de las condiciones generales para
su desarrollo, pero dan trabajo a millones de personas en todos los niveles,
desde la captura, el desembarque y la elaboración, hasta la comercialización y
los servicios.

Además, los productos de la pesca artesanal
al tener un más alto valor unitario que los obtenidos por la pesca industrial
pueden proporcionar un valor añadido al mercado al indicar que fueron
capturados con artes más selectivas y respetuosas con el medio marino.

En Galicia seis cofradías de pescadores han
tenido la iniciativa de convertirse en distribuidores directos de sus productos
(Lonxanet Directo S.L). Los beneficios sociales y económicos ya se han visto
demostrados. Pero parte de este éxito es debido también a que al introducir
valor añadido a estos productos generaron una mayor aceptación por parte de los
consumidores. El valor añadido consistió fundamentalmente en darle a los
productos una certificación de: mínima manipulación, trazabilidad; información
sobre el procedimiento de captura (con artes que son selectivas y respetuosas
con el medio); información sobre la fecha en que fue capturado, etcétera. En
definitiva, un producto natural sin ser sometido a procesos mecánicos o químicos
para su conservación. Valores éstos que contrastan con los productos pesqueros
que provienen de la acuicultura o pesca industrial.


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2 comentarios »

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  1. soy tesisata de la carrera de antropologia de Bolivia, saben me facino el documento, en especial el hecho de declararlo como un patrimonio el conocimiento pesquero, pues el enfoque y el tipo de conocimietno manegado-generado-transmitido-aprendido por los pescadores no es tomado en cuenta, por lo gobernantes, y investigaciones como esta hay muy pocas. muchas felicidades por esta iniciativa y profundizaci?n.
    Como tema de mi perfin de tesis estoy tomando el tema de, saber pescar:el aprendizaje del la pesca en el lago titikaka, pero no tendo materia de investigaciones y enfoques teoricos que, al respecto, porque no hay inv que se aya realidzado al respecto en bolivia; ante el poco material que tengo y a cudiendo a su prestigiosa institui?n, solicito muy cordialmente, que me por favor me faciliten, las investigaciones que se an realizado repecto a tema en si instituci?n; y alguna sugerencia respecto al planteamiento teorico desde la antropologia; y/o material de la antropologia de la pesca, por que el material es escazo comko para una tesis.
    sin as que decirles me distido de su instituci?n,
    atte Clemente Mamani

    Comentario por Clemente Mamamni#

  2. me gusto su informacion

    Comentario por yennifer Flores De Nis#

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